Hotel muy bonito y cómodo, en un auténtico palacio Veneciano, a la orilla de un canal y con parada de taxi acuático a la puerta. La habitación grande, más de que esperábamos.
Fue Cumpleaños de mi esposo y nos regalaron una botella de vino como detalle, nos ayudaron con recomendaciones de lugares para comer y del transporte, lo cual es un poco complicado en Venecia. Está muy bien ubicado, cerca de todo, pero a la vez en una zona tranquila, lejos del tumulto de los turistas, muy bueno el desayuno.
Mención especial a Alessandro de recepción que se ocupó en todo momento de nosotros y nos hizo sentir como en casa. Estuvimos muy contentos, duda nos hospedariamos de nuevo en este hotel.