El hotel está muy bien ubicado en el centro de Monterrey, y desde afuera, aunque se ve viejo, da buena impresión. Al entrar parece un hotel decente, con turistas y familias. Sin embargo, todo se viene abajo con la experiencia real.
El elevador no tiene seguridad: cualquier persona puede subir a los pisos, lo cual es un riesgo importante. La primera habitación tenía la ventana rota. Me cambiaron a otra, pero las ventanas no sellan bien y el ruido de la calle es constante e insoportable.
La segunda habitación no tenía luz principal, las cortinas estaban sucias y el ambiente era incómodo. Las toallas estaban manchadas y el burro de planchar en condiciones deplorables. Todo se sentía sucio y descuidado.
La limpieza general es muy deficiente. La seguridad y el mantenimiento no cumplen estándares básicos. La alberca se veía sucia, así que decidí no usarla.
Una estancia totalmente desagradable. No volvería ni lo recomiendo. Este hotel necesita una renovación urgente, tanto en instalaciones como en protocolos de seguridad y limpieza.