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Ideal para quienes buscan fortalecer su sistema inmunológico
Qué joya de lugar. Si estás cansado de la monotonía de hoteles limpios y cómodos, este es el cambio que necesitas. Desde que abrimos la puerta, fuimos recibidos por un exquisito aroma entre vinagre y amoniaco —una fragancia tan penetrante que casi podías saborearla.
La decoración incluye detalles únicos como moho en el lavamanos y dentro del aire acondicionado, ideal para los amantes del ecosistema bacteriano. Por si fuera poco, tuvimos el privilegio de encontrar cabellos ajenos tanto en el baño como en otras partes de la habitación, un detalle íntimo que claramente busca generar un sentido de comunidad con los huéspedes anteriores. La higiene claramente no es una prioridad, pero sí una experiencia inmersiva.
Las sábanas, según prometen, se cambian cada tercer día. En nuestro caso, eso significó pedirlo dos veces —casi forzosamente— hasta que finalmente nos entregaron un juego de sábanas… para que las cambiáramos nosotros mismos. El hotel fomenta la autosuficiencia, sin duda.
Y como toque final, el ya famoso “impuesto por sanidad” de aproximadamente 1.5 dólares por día. Una ironía que cobra vida en cada rincón mal ventilado de la habitación.
En resumen, una experiencia que desafía los estándares… especialmente los de higiene. Ideal si buscas algo que recordar (y desinfectar) después del check-out.