Al hotel le falta lago de mantenimiento (mucho frío el 1º día, aunque en el baño había suelo radiante y era la estancia más cálida) pero lo compensa la decoración y sobre todo, la ubicación (supercéntrico). El desayuno correcto, con frutas y verduras frescas. El servicio de recepción frío también (se limitan a darte la habitación pero nada de explicaciones; aunque esta ha sido la tónica en todo el país, por los diferentes hoteles que hemos pasado). Pero en general, bien, recomendable y repetiría de volver a Praga.